Las empresas se miden por sus resultados. Pero hoy en día, somos conscientes de un nuevo reto: los resultados no sólo han de medirse desde la perspectiva económica, sino también en relación al impacto ecológico y social que producen.
Medir el impacto económico, social y ecológico nos sitúa de forma responsable ante el resto de la sociedad, y frente a las futuras generaciones.
Existen distintas formas o herramientas para diseñar un modelo de negocio, identificando los centros de gravedad y palancas de innovación que pongan en valor los propósitos de nuestra actividad. La empresa de hoy, entendida como unidad básica de producción de bienes, servicios o ideas, es pieza clave en la creación de riqueza, dentro del entorno y de la comunidad de los que forma parte; teniendo su actividad un impacto en los tres ámbitos que componen el Triple Balance: económico, ecológico y social.
El impacto puede ser medido con la ayuda que los indicadores de la gestión empresarial clásica nos proporcionan, pero también con otros nuevos destinados a evaluar variables hasta ahora desatendidas o poco estudiadas, especialmente en lo relativo a lo ecológico y lo social. Al tener un modelo de gestión de Triple Balance comenzamos a pensar de otra forma y al actuar con coherencia, es cuando transitamos de una economía especulativa hacia una economía social y solidaria.
Diseñar nuestro Modelo de gestión de Triple Balance, teniendo cierta experiencia en el uso de la herramienta, implica una dedicación en torno a 8 horas, incluyendo la determinación de indicadores claves de nuestro negocio.